domingo, 2 de abril de 2017

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"A partir de la segunda mitad de la década de los treinta, el antifascismo, tal como lo define el Kremlin, va en efecto mucho más allá de la lucha contra el fascismo real. Su principal función consiste en hacer desaparecer el fenómeno totalitario. Por un lado, el antifascismo borra la especificidad del nacionalsocialismo (agrupado a partir de entonces bajo el término genérico de "fascismo" con regímenes tan distintos como los de Franco o Mussolini). Por otro lado, borra asimismo la especificidad  del régimen soviético, al situarlo en el mismo campo que las democracias occidentales. De este modo desaparece por completo el parentesco entre nazismo y comunismo. El mundo queda dividido en "fascistas", cuyo abanderado es Alemania, y en "antifascistas", cuyo más destacado representante es la Unión Soviética. La alianza establecida durante la guerra consagrará esta dicotomía falsa, la cual acabará suscitando su propia bibliografía".

Alain de Benoist - Comunismo y nazismo

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