jueves, 23 de octubre de 2014

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"El fanatismo cristiano y un catolicismo estricto constituían la defensa básica de las culturas del sur del Mediterráneo, asediadas por enemigos islámicos en el sur y en el este por los nuevos adversarios protestantes del norte de Europa. Los protestantes europeos estaban lejos de las líneas de defensa del ataque islámico y, sin las arraigadas tradiciones de adhesión al autócrata centralista de Roma, encontraban en la Reforma una indulgencia que los atribulados españoles, italianos y griegos no podían permitirse. En la época de la conquista de México, España se sentía, y cada vez lo estaría más, acosada por todas partes. Los poderosos judíos, gracias a su influencia económica y comercial, podrían explotar y dominar el campesinado católico; los fanáticos protestantes podrían lanzarse sobre las zonas rurales, socavando el poder de las iglesias locales y de los Estados Pontificios; moros y otomanos podrían conspirar para conseguir que España volviera al mundo islámico, echando por tierra la nueva creación nacional de Isabel y Fernando. En la paranoica mente española, sólo la Inquisición y la Reconquista habían salvado a España; sin embargo, la supervivencia de la nueva nación dependía de una clase caballeresca que pudiera difundir el catolicismo por el Nuevo Mundo antes de que también éste fuera colonizado por los europeos del norte y sus tesoros utilizados para extender los conflictos religiosos en el Viejo Mundo. 
   Ante enemigos reales y supuestos como éstos, no es de extrañar que, a medida que transcurría el siglo XVI, España se volviera cada vez más represiva: los estudios extranjeros muchas veces se desaconsejaban, el saber proveniente de Europa se despreciaba, la investigación estaba cada vez más teñida de un cariz religioso".

Victor Davis Hanson - Matanza y cultura

1 comentario:

  1. ¿"Del sur del Mediterráneo"? Me parece que quise decir "del sur de Europa". Al sur del Mediterráneo están los musulmanes.

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