viernes, 3 de noviembre de 2017

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"El 11-M cierra el ciclo que se inicia en 1975. Es decir, cierra el ciclo de la Transición y lo cierra con una derrota de tales dimensiones que ni siquiera se puede verbalizar. Y eso distingue esencialmente la peculiaridad española de la de cualquier otro país. El bárbaro de Iglesias, que se ha gloriado tanto de decir que él fue el que organizó los ataques contra las sedes del PP después de los atentados, lo ha dicho con más claridad que nadie: no, no, miren, en realidad tenemos que entender que nuestro enemigo es España, España es una cosa inventada por el franquismo, tras la victoria de Franco en la Guerra Civil, por lo tanto, España es algo que ya no puede ser utilizado para nada. Lo que en ese momento triunfa en las calles es la idea de que hemos sido masacrados porque somos una cosa odiosa llamada España y eso, exactamente eso, es lo que une a un Iglesias con las variedades más locas del independentismo. El triunfo más espantoso y más perenne del franquismo es que cada uno de nosotros tiene que hacer un esfuerzo para decir España sin temer estar diciendo franquismo. La canallada mayor de la dictadura fue aprovecharse del significante España. Y los de Podemos deberían estar libres de eso. Para mí y para los de mi edad, decir España implicaba pararte, meditar y decir con toda seriedad: digo España a pesar del franquismo. Estos no tendrían ni que hacer esa cautela. Digo España porque ya sólo un gilipollas puede pensar que España es el franquismo. Bueno, pues esos gilipollas son ellos". 

Gabriel Albiac
http://www.elmundo.es/opinion/2017/10/21/59ea5271e2704e23078b4666.html




"Está ya claro que nos hemos pasado de dejadez en los últimos cuarenta años, que la otra cara de esa ironía es que no hemos tenido una relación normal con la bandera y ha persistido la culpa del nacionalcatolicismo aunque ya no nos correspondiese; pero esta actitud al fin y al cabo se traducía en libertad cotidiana. Lo que nos faltaba era explicitar que es nuestra bandera la que la preserva, porque es el símbolo de esta España democrática que ampara a todos".

José Antonio Montano - http://theobjective.com/elsubjetivo/jose-antonio-montano/banderas-ironicas/

domingo, 29 de octubre de 2017

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"La ayuda y la intervención extranjeras no inclinaron la balanza en ninguno de los dos sentidos. Los nacionalistas triunfaron principalmente gracias a la capacidad y el criterio de Franco. Aunque éste fue un hombre poco agradable y es probable que nunca conquiste el aprecio de los historiadores, debe considerárselo una de las figuras públicas más eficaces del siglo. La frialdad de sus sentimientos estaba acompañada por una cabeza fría, una gran inteligencia y formidables reservas de coraje y voluntad. Su padre era un oficial naval alcohólico; su hermano menor, un piloto que había batido muchas marcas y tenía un carácter desordenado; en Franco se resumía toda la autodisciplina de la familia. No le interesaban las mujeres, la bebida o las cartas. En cambio, le apasionaban los mapas".

Paul Johnson - Tiempos modernos

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"A lo largo de la guerra de España, el stalinismo contó con la ayuda no sólo de un soberbio sistema de relaciones públicas, sino de la ingenuidad, la credulidad y también, puede afirmarse, de la mendacidad y la corrupción de los intelectuales occidentales, y sobre todo por su disposición a ignorar lo que W. H. Auden denominó <<el crimen necesario>>. Cuando Orwell escapó y trató de publicar un relato del escándalo del POUM y <<destapar la olla española>>, en el New Statesman, su director, Kingsley Martin, rechazó el material con el argumento de que perjudicaría el apoyo de Occidente a la causa republicana; más tarde alegó que Negrín habría roto con los comunistas a causa del problema del POUM si Occidente se hubiese mostrado dispuesto a suministrarle armas. Pero cuando la denuncia de Orwell apareció en el New English Weekly, no llamó demasiado la atención . Los intelectuales de izquierda no deseaban conocer la verdad objetiva, no deseaban ver destruidas sus ilusiones. Los aturdía el esplendor y el entusiasmo de la causa y pocos tenían la firme voluntad de Orwell para afirmar normas absolutas de moral, o la experiencia de los horrores que sobrevenían cuando las normas relativas ocupaban su lugar".

Paul Johnson - Tiempos modernos

lunes, 23 de octubre de 2017

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"La presentación de Manuel Azaña como el símbolo de la <<República democrática>> es una de las grandes equivocaciones , supercherías y falsedades de la historiografía española contemporánea. La verdad es que Azaña nunca pensó en practicar la democracia, sino que siempre insistió en una <<hiperlegitimidad>> de las izquierdas a la hora de controlar la República, fueran cuales fuesen los resultados electorales. Insistía en la vuelta a la época de las maniobras alegales y, sobre todo, de los pronunciamientos, cuando el Gobierno solo podía cambiar de manos a través del insurreccionalismo típico de las izquierdas españolas decimonónicas. Pero en el siglo XX, con la plena movilización, no se trataría de un pronunciamiento, sino de una guerra civil".

Stanley G. Payne - En defensa de España

jueves, 19 de octubre de 2017

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"Porque, aunque sea triste confesarlo, culpa principalísima de la formación de la leyenda negra la tenemos nosotros mismos. La tenemos por dos razones: la primera, porque no hemos estudiado lo nuestro con el interés, con la atención y con el cariño que los extranjeros lo suyo y, careciendo de esta base esencialísima, hemos tenido que aprender en libros escritos por extraños e inspirados, por regla general en el desdén a España; y, la segunda, porque hemos sido siempre pródigos en informaciones desfavorables y en críticas acerbas.
No podemos quejarnos, pues, de la leyenda antiespañola. Ésta no desaparecerá mientras no nos corrijamos de esos defectos. Sólo se borrará de la memoria de las gentes cuando renazca en nosotros la esperanza de un porvenir mejor, esperanza fundada en el estudio de lo propio y en la conciencia de las propias fuerzas; no en libros extranjeros ni en serviles imitaciones de lo extraño, sino en nosotros mismos, en el tesoro de tradiciones y de energías que nuestros antepasados nos legaron, y cuando creyendo que fuimos, creamos también que podemos volver a ser. Sin embargo, en espera de que nos enmendemos estas faltas, conviene estudiar la leyenda negra antiespañola y oponer la verdad histórica a las apariencias de verdad". 

Julián Juderías - La Leyenda Negra de España

lunes, 14 de agosto de 2017

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"Hoy más que nunca nos conviene ver la verdad del terrorismo de frente y decir que, a causa de él, España ha frenado su desarrollo económico y su progreso moral. Todos sabemos que se han tenido que invertir en seguridad y protección cifras astronómicas de caudal público, las cuales han sido sustraídas de la mejora de infraestructuras o de bienes sociales. Todos sabemos la degradación moral que ha supuesto el crimen de Estado (Batallón Vasco-español, Triple A, GAL) así como la cobardía institucional ante el permanente abandono de las víctimas, sin reconocimiento por parte del Gobierno central hasta la década pasada y, hasta casi ayer mismo por parte del Gobierno autonómico vasco, gobierno que legitimó la presencia del jefe de ETA en la comisión de Derechos humanos de Parlamento vasco. ¿Qué fue sino degradación moral la tardanza de un consenso institucional para conducir una política de acoso judicial al terrorismo y en defensa de las libertades democráticas? Un consenso al que se opusieron en bloque los partidos nacionalistas y toda la izquierda hundida. Degradación moral fue el pacto entre ETA y el líder catalán de izquierdas para que no se atentase en Cataluña. Y lo fue también la esperanza dada a ETA desde los Gobiernos sucesivos de negociar una salida pactada sin renunciar a sus objetivos políticos ni arrepentirse del mal ejercicio. Degradación democrática es el sistemático desprestigio de la ley efectuado por los nacionalistas desde la Lehendakaritza, el Parlamento vasco y la radiotelevisión pública vasca, impulsando la cobardía del ciudadano ante el asesinato y el chantaje. Y compartiendo los fines del terrorismo aunque no los medios, según decían, lo cual significaba que lo que hacía un etarra no tenía nada que ver con el por qué lo hacía.
¿Qué significa el hecho de que las instituciones vascas (también las catalanas, por supuesto) se hayan ido sumando a todas las reclamaciones imaginables sin discernimiento alguno entre unas y otras, exigiéndolas de manera imperativa y sin avenirse a moderarlas? Es la prueba de que ha desaparecido en Euskadi (y Cataluña) el mínimo sentido de justicia. La razonabilidad pública es un mero hecho residual entre nosotros. ¿Qué es una sociedad democrática donde no se respeta el derecho de un ciudadano a hablar su propio idioma en la escuela y con la administración en nombre de los supuestos derechos de otro ciudadano a un idioma "propio" obligatorio para todos? Ha sido pura incivilidad el infantilismo en las apetencias, como si lograrlo todo fuese posible. Pura incivilidad ha sido la inmoderación en las demandas políticas, como si no existiesen otros más necesitados de asistencia. Incivilidad también, el narcisismo en los deseos, como si los demás fuesen unos peleles. Incivilidad la soberbia desenfrenada en los talantes, como si las apetencias generaran derechos. Incivilidad, las fracturas familiares y sociales por mor de ese destilado enfermizo y pueril de "construir la nación", como si no importasen nada los lazos y apegos humanos. Desde pedir el cielo de modo airado sólo hay un pequeño trecho a pretender asaltar el cielo. Ha sido una ignominia moral el hecho de que el nacionalismo institucional vasco se haya desentendido de la persecución de los otros vascos hasta el punto de no haberse puesto jamás en el puesto del perseguido para asumir siquiera un mínimo riesgo, intelectual o físico".

Mikel Azurmendi - El relato vasco



martes, 25 de julio de 2017

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"Bajo el nivel visible y actual de la Europa contemporánea, se dibuja en profundidad la base hundida, pero presente, de una romanidad convertida merced al otium, entendido no como inercia física y ociosidad, sino como unas vacaciones ocupadas, si no en las obras del espíritu y en la vida civilizada por las artes, al menos en tomar distancia y descansar. Es en el apartamiento del otium cuando se percibe en lugar de entrever, se busca en lugar de repetir, cuando se contempla en lugar de agitarse, cuando se reconoce lo que el polvo de la impaciencia, los espejeos de las prisas y el peso del esfuerzo precipitado robaban a la mirada, aunque sea simplemente el hecho de estar uno consigo mismo, con los suyos, con los amigos, en el instante disfrutado por sí mismo. Este descanso en el que la vista se posa en las cosas y en los seres, y que descubre lo cercano y el horizonte, siempre ha atemorizado a los tiranos, a los esclavos voluntarios, a los bárbaros. Éstos parece que no son menos numerosos hoy que en otro tiempo, pese a nuestros formidables avances científicos y técnicos y a la casi desaparición de la esclavitud involuntaria".

Marc Fumaroli - París - Nueva York - París