"Sois ricos. Conocéis el Bien, conocéis el Mal. No renunciéis
nunca a separarlos; no os dejéis liar por la tolerancia, ese pobre
estigma de la edad. La poesía está en condiciones de establecer
verdades morales definitivas. Debéis odiar la libertad con todas
vuestras fuerzas.
La verdad es escandalosa. Pero sin ella, no hay nada que valga.
Una visión honesta y verosímil del mundo ya es en sí una obra
maestra. Poco pesa la originalidad frente a esta exigencia. No os
preocupéis por eso. De todos modos, la suma de vuestros fallos
desprenderá, a la fuerza, cierta originalidad. En cuanto a voso-
tros, decid simplemente la verdad, ni más ni menos.
No podéis amar la verdad y al mundo. Pero vosotros ya elegis-
teis. Ahora el problema consiste en ser fieles a esta elección. Os
invito a conservar el ánimo. No porque podáis esperar algo. Al
contrario, sabed que estaréis muy solos. La mayoría de la gente
se reconcilia con la vida, o bien se muere. Vosotros sois suicidas
vivientes.
A medida que os aproximáis a la verad, vuestra soledad au-
menta. El edificio es espléndido, pero está desierto. Camináis
por salas vacías, que os devuelven el eco de vuestros pasos. La
atmósfera es límpida e inmutable, los objetos parecen esculpi-
dos en piedra. A veces os ponéis a llorar, tan cruel resulta la ni-
tidez de la visión. Os gustaría volver a atrás, a las brumas del des-
conocimiento, pero en el fondo sabéis que ya es demasiado
tarde.
Seguid. No temáis. Lo peor ya ha pasado. Por supuesto que la
vida aún os desgarrará, pero por vuestra parte, ya no tenéis de-
masiado que ver con ella. Recordad que, básicamente, ya estáis
muertos. Ahora estáis cara a cara con la eternidad".
Michel Houellebecq - Sobrevivir
No hay comentarios:
Publicar un comentario